La sexta marcha indígena

Nuevamente se repitió el drama de la caminata de los indígenas, la mayoría de Tierras Bajas. La mayoría de pueblos que están en vías de extinción. Cuán dura es la realidad de estas etnias y cuán incomprendida por la sociedad política y mediática. Y eso que en este momento el país está gobernado por un indígena, cuyo partido tiene mayoría en la Asamblea Constituyente. Y eso que en este momento, el “indigenismo” está de moda en los medios de comunicación.

Todo lo que han conseguido los indígenas, desde 1990 con la primera marcha, ha sido así, con este tipo de sacrificios. Saliendo de sus comunidades con todas sus miserias a cuestas y mostrando esas miserias para sensibilizar al mundo.

Las cinco marchas indígenas anteriores (1990, 1996, 2000, 2002 y 2006) se realizaron durante las gestiones de gobiernos que ahora se denomina de “derecha”. Hoy, durante un gobierno de indígenas y que se autocalifica como socialista y de izquierda, sucedió lo mismo.

¿Acaso no es contradictoria una movilización como esta durante el sistema político que está gobernando el país en este momento?

Hasta donde informaron los medios de comunicación, ninguna autoridad de Gobierno se acercó a los más de 300 hombres, mujeres y niños indígenas que estuvieron movilizados.

¿Para este Gobierno no valen o no cuentan los indígenas del oriente y la amazonía del país? O, ¿cuáles son los indígenas que cuentan para el Gobierno?

Los rumores, las versiones y los chismecillos infundados de que la marcha estaba financiada por el Gobierno y que era una estrategia más del MAS, se derrumbaron por su propio peso en los medios de comunicación.

Pero rápidamente buscaron otros promotores de la marcha. Se la endilgaron a las ONG. ¡Qué falta de respeto al movimiento indígena! Son versiones y rumores que no tienen el más mínimo sustento y que denotan una ignorancia supina del tema, un desconocimiento censurable del movimiento indígena de este lado del país y, sobre todo, un desprecio único hacia estas culturas.

Este golpe, de menospreciar un movimiento originario, es igual de duro que los puñetazos del constituyente de Podemos contra el presidente de la máxima organización de pueblos indígenas del Oriente de Bolivia. A veces, los golpes verbales, las mentiras tendenciosas y las opiniones sin fundamento son tan agresivos como la torpe mano de ese político constituyente.

¿No sería mejor enviar un periodista que participe, desde una perspectiva noticiosa, de este tipo de movilización para que vea qué comen, qué viste, cuánto caminan, quiénes los apoyan, dónde duermen, cuáles son sus temas de conversación, cómo se movilizan, cuáles son sus esperanzas etc.? Sólo así podrían descubrir quién financia una movilización como esta.

Hay medios audiovisuales que han emitido opinión acerca de esta marcha sin siquiera haber hecho la cobertura noticiosa de la misma y menos el seguimiento correspondiente. Así como también hay otros –la mayoría- que iban y se daban un “velento” por la marcha, visita de una hora, y con eso les bastaba para informar que estaba financiada.

No se puede ser tan despectivo con lo indígena y considerarlos como si fueran objetos o animales, “acarreados” por el Gobierno o “acarreados” por las ONG. ¡Por favor!

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